Un último punto significativo de la conversación fue en relación a los miedos al cambio o la sensación de pérdida de control que acarrea un proceso de experimentación de este tipo. Esta situación nos habla de lo difícil que es trabajar en un contexto de incertidumbre, sabiendo que no tenemos todas las respuestas, lo que genera frustración y fricción. En este contexto resultan fundamentales los espacios colectivos para compartir las diferentes percepciones que existen sobre el mismo proceso. Por todo ello, se valoró positivamente tener la posibilidad de entender cómo está percibiendo el grupo este proyecto y compartir las diferentes experiencias, percepciones, visiones e intuiciones vividas. 

Durante los próximos meses, esta conversación seguirá existiendo en diferentes espacios con el propósito de ahondar cada vez más en la figura del/la conector/a comunitario/a, y reflexionar sobre si esta figura puede ser interesante en ámbitos más allá de la discapacidad, extendiéndolo a todo el ecosistema de los servicios sociales.